Con la crisis del coronavirus dominando todas las noticias y los planos de la vida, la economía se está llevando un daño muy importante. Las previsiones son realmente malas y los inversores se plantean, en muchos casos, buscar entornos más seguros para su dinero. Pero, ¿son los depósitos este entorno?. Conozcamos más sobre este producto.
Si tuviéramos que simplificar mucho podríamos decir que prestamos dinero a la banca y ésta nos ofrece un interés por no movilizar ese dinero durante un periodo de tiempo determinado.
No siempre tenemos en cuenta que los depositos bancarios son una de las piedras angulares del negocio de la banca tradicional: no en vano, si el dinero de los depositarios los bancos no podrían obtener los fondos necesarios para realizar préstamos a terceros.
Tradicionalmente se asocia a los depósitos con un producto de ahorro para perfil conservador, y, ha sido probablemente el producto estrella para el ahorrador medio durante mucho tiempo. En la actualidad sigue siendo un producto muy contratado aunque, como veremos más adelante con la pérdida de su rentabilidad también ha perdido un buen número de clientes.
Tipos de depósitos
Agrupados por tipos de depósito encontraríamos tres grandes grupos, todos ellos a su vez divididos en diferentes modelos y propuestas.
Cuentas Corrientes
A las que podemos también denominar depósitos a la vista. Se trata de un producto en el ingresamos dinero en el banco a condición de tener total disposición sobre el mismo de manera inmediata. Aunque no es lo habitual, a cambio de esta imposición con disponibilidad del banco puede ofrecer una rentabilidad determinada.
Estas cuentas corrientes tienen la obligación, por parte de la entidad financiera, de prestar el servicio de uso y operativa denominado servicio de caja en el que se comprenden acciones como pagos, cobros, transferencias, retiradas de dinero, etcétera. Se trata de un producto de uso común, muy extendido e incorporado a los servicios financieros tradicionales.
Aunque pueden presentar comisiones, generalmente estas cuentas son permeables a la negociación y retirada de los costos y comisiones.
Las cuentas de ahorro
Podría parecer otra cuenta a la vista pero realmente no lo es. La base del funcionamiento es muy similar, el usuario entrega el dinero a una cuenta de ahorro a modo de libreta en la que este dinero se va almacenando. A cambio, en este caso, la entidad ofrece una rentabilidad determinada. La disponibilidad de dinero, la liquidez, es algo menor que en las cuentas a la vista en lo que a velocidad se refiere, es decir, si bien en la cuenta a la vista podemos disponer inmediatamente del dinero, en las cuentas de ahorro esto en algunos casos puede demorar 24 horas. Generalmente estas cuentas tampoco presentan costes ni comisiones y en todo caso estas son negociables.
Depósitos a plazo fijo
El depósito a plazo fijo, es el que más identificados con el concepto de depósito de manera general.
Se trata de una imposición a plazo determinado por la que la entidad financiera propone unas condiciones de rentabilidad concretas. Una vez vencido el plazo determinado contrato el dinero volverá a nuestras manos. La rentabilidad prometida, en algunos casos está renovaciones son automáticas. La gran característica de los depósitos a plazo fijo es su falta de liquidez. Estos depósitos penalizan mucho la retirada del dinero antes del plazo de vencimiento, con lo cual, si reclamamos nuestro dinero antes de dicho vencimiento es probable que se nos aplique una penalización, que nunca aceptaría al principal pero que afectaría de manera muy importante al rendimiento.
Estos depósitos son los más conocidos como producto de ahorro y los más utilizados a lo largo de la historia. Generalmente aplican comisiones y gastos bajos y en algunos casos ni siquiera presentarán dichos gastos o comisiones.
En este post repasamos los mejores depósitos a un mes
Depósitos como producto financiero
Se trata pues de un producto financiero muy sencillo entender y contratar. En general se da por buena la relación entre plazo/rentabilidad, es decir, a mayor tiempo de duración de la exposición mayor rentabilidad.
También hay que tener en cuenta que para la liquidación antes de los plazos de vencimiento no todas las penalizaciones son iguales, por ejemplo, en algunos casos a medida que avanza el plazo la realización es menor.
Del mismo modo que existen los depósitos básicos como hemos visto hasta ahora, existen otros productos más complejos basados en los principios de las imposiciones a plazos. Generalmente estos depósitos referenciados o estructurados proponen relacionar la rentabilidad del plazo fijo en función del valor de una acción, de un conjunto de acciones o de un evento futuro. Esto significa que en función de las evoluciones de dichas referencias del producto puede funcionar de una manera o de otra. Generalmente en cualquier caso el principal está garantizado, pero, existen fórmulas en las que puede ser que incluso se afecte el capital aportado en un escenario negativo de evolución de los índices, lo normal es que esto sea a través de los productos y no de los depósitos, pero es importante siempre leer bien las condiciones de los productos complejos.
Por otro lado, y aunque han caído en desuso también existen los depósitos a plazo fijo en especie. En estos la retribución en lugar de ser sobre una cantidad en metálico se basa en entregar al depositario un bien determinado. Un buen ejemplo es el de los depósitos en especie que rinden con menajes de hogar, ollas, televisores, etcétera. Este modelo de depósito ha caído en desuso pero tuvo su era dorada. Generalmente basta con comparar el precio de mercado con el rendimiento medio de otros depósitos. Obviamente aquí se tiene que dar o bien que el precio de mercado sea lo suficientemente interesante como para después vender el bien y obtener un buen margen, o, que realmente necesitamos el bien que se nos propone como retribución.
Los depósitos desde el punto de vista fiscal
Lo cierto es que la fiscalidad de los depósitos es realmente sencilla. Dependiendo de si se trata de la persona física o jurídica y del tipo de rentabilidad, si es en dinero o en especie, se pagan menos o más impuestos.
Sin embargo, lo que siempre hay que tener presente es que los beneficios de los depósitos generan impuestos que obligan necesariamente a la declaración de ellos en la declaración de la renta.
En cualquier caso se trata de una fiscalidad básica en la que se tributa sumando la rentabilidad obtenida al resto de ganancias que se había tenido durante el año en productos de ahorro y constituye la base imponible de la aquí se suma el rendimiento las cuentas de ahorro, de los depósitos, de los dividendos, las acciones y cualquier rendimiento de capital mobiliario…
La doble seguridad de los depósitos
Los depósitos en sí mismos ofrecen una garantía básica en cuanto a la devolución del capital aportado. Pero además, ofrece una garantía extra en relación a los problemas que pueda tener el banco que recibe el depósito en cuanto a liquidez.
Cuando una entidad bancaria tiene problemas en quiebra, una de las principales consecuencias es no poder hacer frente a los depositarios. Esto significa la pérdida del ahorro en toda su extensión.
El fondo de garantía, presente en nuestro país y en muchos otros, lo que viene es garantizar hasta 100.000 € de los depósitos del usuario. Independientemente de lo que ocurre con el banco, este fondo de garantía devolvería al usuario 100.000 €. Es importante remarcar que este es el máximo, es decir, si tenemos más dinero depositado en esa cantidad y la entidad quiebra perderemos ese dinero.
Cuando decidimos llevar nuestro dinero a una entidad financiera, estamos materializando una situación mucho más seria de lo que en realidad pensamos, ya que estamos confiando a otros, nuestros ahorros. Es por eso que cuando depositamos dinero es importante estar suficientemente informados de lo que ello implica antes de firmar el contrato con el banco.
Los depósitos bancarios constituyen una forma de ahorro, protección contra la inflación y hasta incluso de hacer rendir nuestro dinero, manteniendo bastante acotado el riesgo asociado.
Todo lo que hay que saber sobre los depósitos online lo puedes encontrar aquí.
Contratar depósitos
En primer lugar debemos tener en claro que tipo de depositos queremos contratar. Las opciones son muy amplias y van desde IPF con tipos fijos, aquellos vinculados a otros productos como fondos de inversión o asociados a planes de pensiones, los que se referencian a la bolsa, los que se contratar en divisas distintas al Euro, los que remuneran en especie, entre otros.
El siguiente punto a tener en cuenta es decidir cuanto dinero tenemos para invertir y como queremos hacerlo. Muchos ahorradores preferirán apostar todo a una oferta o diversificar su cartera de productos financieros.
Lo recomendable es diversificar la inversión en varios depósitos. Esta alternativa nos permite escoger varias opciones, con diferentes plazos, tipos de interés y características. Lo que es cierto es que si buscamos diversificar en varios depósitos para prevenir también ciertas inestabilidades, es bueno escoger alguno que ofrezca liquidez sin penalización en el caso de cancelar anticipadamente.
Esta estrategia de contratar varios depósitos también requiere de escoger muy bien la entidad financiera y ver ante todo las condiciones de la oferta. Recomendamos no ir a la primera propuesta, analizar la solvencia de la entidad, comparar si requiere de productos asociados, y sus formas de contratación.
Por supuesto no nos vamos a olvidar del tipo de remuneración de los depósitos. Si nos ofrecen un depósito que liquida antes de vencimiento, podemos ir haciendo nuevos ingresos, reinvertir ese dinero en otro depósito, para que siga generando intereses, y pueda batir la inflación constantemente y así evitar perder poder adquisitivo.
Nos vamos a encontrar que en el mercado las entidades financieras, tienden a favorecer a quienes deciden llevar su dinero por primera vez a su banco (llamado dinero nuevo), lo cual en diversas ocasiones nos veremos en la posición favorable de decirle a nuestro banco que nos ofrezca mejores condiciones con la amenaza de irnos a otra entidad.
Las entidades financieras entienden al dinero nuevo como los fondos que provienen de otros bancos o cajas, es decir el ahorro que está en la competencia o tenemos fuera de las cuentas o productos que tenemos contratado en la actualidad. Por lo tanto, es necesario en esos casos que incremente sus ahorros en el banco para que le ofrezcan las condiciones, y así el depósito se considerará dentro de los que requieren dinero nuevo. Punto clave si queremos sacar los mayores beneficios de nuestro dinero.