¿Ha modificado el confinamiento nuestra visión del ahorro?

La respuesta a esta pregunta es un sí rotundo. El estado de alarma instaurado en el país a mediados del mes de marzo, mantuvo durante meses a la mayor parte de la población encerrada en sus casas. Esta situación, aunque complicada y muy inesperada para todos, ha acabado por tener también su parte positiva, como un cambio de mentalidad en la población respecto al ahorro.

En unos meses en los que salir de casa no estaba permitido, a excepción de compras urgentes y paseos muy limitados con las mascotas, los ciudadanos españoles se han dado cuenta de que la gran parte de compras o gastos que realizaban a lo largo del año, no eran tan necesarios como creían.

¿Un cambio en la visión del ahorro?

Claramente, esto también se ha visto motivado por los ERTE realizados a millones de trabajadores, así como los despidos masivos y las bajadas de ingresos, que han hecho que millones de familias se replanteen todos sus gastos y su forma de vida tal y como la habían vivido hasta ahora.

De esta manera, aunque el confinamiento ha sido sin duda alguna una experiencia que no debería volver a repetirse, hemos podido ser capaces de realizar algo tan complicado como el ahorro, ya que muchos usuarios alegaban no ser capaces de lograrlo, y durante estos meses han visto que era muchísimo más sencillo de lo que esperaban.

Este obligado cambio de actitud nos ha hecho mucho más conscientes de la importancia del ahorro y de reducir gastos innecesarios en nuestro día a día. Ahora, parece imponerse una actitud minimalista ante la economía doméstica. Y esto no se debe solamente por ser conscientes de la importancia del ahorro, sino porque ahora los ciudadanos no quieren verse indefensos económicamente ante una segunda ola de contagios o una crisis mucho peor de la que estamos viendo ahora.

Sin duda alguna, absolutamente todos hemos sido conscientes a lo largo del estado de alarma, de que disponemos de gastos innecesarios que se llevan gran parte de nuestros ingresos todos los meses. Una vez hemos visto suprimidos dichos gastos, nuestra capacidad de ahorro se ve directamente multiplicada.

Un claro ejemplo de esto, son las salidas a centros comerciales, que suponían gastos en ropa, comida y ocio que realmente no necesitábamos realizar con tanta frecuencia. Como no hemos podido hacer uso de ningún tipo de transporte, ya fuera un autobús o nuestro propio vehículo, también hemos ahorrado muchísimo dinero que gastábamos diariamente en desplazarnos.

Aunque este último gasto que hemos mencionado sí que debemos hacerlo a menudo, especialmente si necesitamos desplazarnos para acudir a nuestro empleo, lo que debemos hacer es mantener un control adecuado sobre él, de manera que gastemos exactamente lo necesario y ni un euro más.

Relacionado con la importancia del ahorro cotidiano, también debemos tener en cuenta el ahorro de emergencia. Se trata de un tipo de ahorro que sólo vamos a utilizar en caso de imprevistos, y que conviene tener para no hacer uso de nuestros ingresos mensuales. Ejemplos claros de imprevistos son la rotura del coche o la compra de un electrodoméstico para reemplazar a otro que se ha roto definitivamente.

En resumen, estos dos tipos de ahorros deben sentar las bases de nuestra economía doméstica a partir de ahora, ya que vienen tiempos muy complicados y sin ellos es muy posible que no podamos salir adelante.

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